miércoles, 7 de febrero de 2018

Diego García





[De: Una cuestión de diseño, inédito]

(cordero dopado security co.)

el guardia de seguridad tiene una camisa vieja
y sueña con jugar para los corderos dopados.
imprimir las etiquetas interiores con las
anécdotas especiales para que todos amen
su prontuario en cada disertación de cada
cena ejecutiva cada teatro con fuegos chinos
rematados después de la revolución.
carreteras por donde los corderos
cruzan y el dopaje hace su efecto en los otros
como maniquíes completando la escena.
otra toma: el sujeto del saco rodeado de figuras
que no hablan más que para pronunciar
“el éxito de su sintaxis me conmueve señor” así
unidos sin saberlo por lo que se pierde en
el aire frito del lugar. ese mundo que nos toca
ventilar pero que cuesta tanto
cuando nadie quiere salir por las buenas



(usos y costumbres del saco)

cuando se habla de masa lo saturado
no es el conglomerado humano sino
los pensamientos idénticos la absorción
gratuita de un discurso como identidad
con camuflaje de “educación”. te recomiendo
leer ensayo sobre un saco verde. hay un tipo
muy simpático que come y otro que observa
perdido en un bombardeo. la
hedukazion. la
lektura ase bien.
hay un tipo simpático que
conversa con una mujer
a medias. no sos nadie
si no leíste el último del
psicopanelista
......
somos un millón de lectores
alistados detrás de toda lista



(séptima toma)

mastica con el estilo de un verdadero
creyente. pienso en el libro de hoffer
otra vez. bien podría limpiar los pisos
su frustración estándar para que el
carro siga su marcha. se incrusta el
código androide de las noticias: varios
elementos del orden público. elementos.
nopolicías. tipeo de un ojo aleatorio
sin lugar a sospechas. sobresale
de su saco un tejido nohumano.
nada trágico. el sol te da en la cara
al bajar del colectivo. todo encastra
y las cuestiones de estilo se entuban
en una masa obediente


***

[De: (Fotografías), inédito]

(bee gees’s fash-)

NY 1984.
en un artículo leo que
feminizaron la moda masculina
con un toque de glam rock
spray para el pelo – giros de disco – pista
de baile. seguramente
la resistencia de esos conceptos
-palabras en placas aislantes-
haya sido dura y
nada definitiva. da asco
esa defensa de un patrón A y B:
gobierna por descargas eléctricas
tu peinado de basura militar



(Fotografía #6) Una taza dentro de una película


ya estamos del otro lado de las primeras imágenes.
lo que se esperaba no era sino un plano enfocado
con la delicadeza de un arte
más o menos conocido. nada de esto.
hace unos días vi una película en la cual la chica
dejaba al descubierto ciertos espacios
fuera del juego trillado de actuar
según una educación sentimental glamorosa. ella
anteponía a todo discurso
algo que no consentía lo esperable. y entonces
todo era corrido hacia un estado demasiado valioso:
encontrarse en esos pormenores
en los que nada hay que cumplir más que lo natural
de pasar por lo humano sin exponerlo
al óxido que dejan las ficciones
cada vez que sacamos un crédito en ellas.
ya estamos lejos. la taza nada especial y sus personajes
no nos deben explicaciones.
posiblemente el tiempo les dé la razón



Creo que ese es Chuck Berry

varios pósters y ahí creo verlo:
gibson roja
congelando un invento
que ni los tanques
de las buenas familias
pudieron arrollar

salgo bajo una llovizna breve
y miro lo bien que sale
esa coreografía
de la que no somos parte






Diego L. García nació en Berazategui, Buenos Aires, en 1983. Es Profesor en Letras. Escribe crítica y poesía. Sus últimas publicaciones son: Esa trampa de ver (Añosluz editora, 2016) y Una voz hervida (Jámpster ediciones, 2017).





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